Preguntas abiertas vs preguntas cerradas

💬 Cuándo las preguntas cerradas son mejores
💬 Preguntas Cerradas

A veces, un simple «Sí» o «No» es exactamente lo que necesitas

No todo necesita ser profundo o emocional. A veces claro, corto y directo al punto es lo mejor.

A veces nos enredamos tanto en profundizar que olvidamos que no todos los momentos requieren una larga conversación o una historia de vida. En una entrevista, hay veces que solo quieres confirmar algo, verificar un hecho o asegurarte de algo específico. Y ahí es donde las preguntas cerradas hacen su trabajo. No son emocionantes. No generan grandes revelaciones. Pero funcionan. Y eso también cuenta.

Las preguntas cerradas también ayudan cuando el tiempo es limitado, o cuando necesitas comparar respuestas entre varios candidatos de manera más objetiva. No todo necesita estar abierto a interpretación. A veces quieres la misma pregunta hecha de la misma manera, para poder evaluar justamente. Y oye, cerrado no significa frío. Aún puedes preguntar con calidez. Una pregunta como «¿Te sentirías cómodo trabajando remotamente todos los días?» es corta, clara y aún humana.

Claro, no siempre son cómodas. O rápidas. O fáciles de procesar. Pero no tienen por qué serlo. Porque también hay descubrimiento en la incomodidad. Y una buena pregunta, una que sigue zumbando en tu cabeza mucho después de que termine la conversación, vale mucho más que una docena de respuestas prefabricadas. Al final, creo, o al menos me gusta creer, que preguntar bien es realmente una forma de escuchar mejor.

Cuando las preguntas cerradas funcionan mejor

A continuación, te mostraré algunos ejemplos de momentos en entrevistas donde las preguntas cerradas son más efectivas y eficientes que las largas y abiertas.

La Eficiencia de las Preguntas Cerradas

Las preguntas cerradas sirven propósitos específicos que las preguntas abiertas simplemente no pueden cumplir:

  • Eficiencia de tiempo: Obtén respuestas rápidas y directas cuando el tiempo es limitado
  • Verificación de hechos: Confirma detalles específicos, calificaciones o requisitos
  • Comparación objetiva: Evalúa candidatos justamente usando preguntas estandarizadas
  • Toma de decisiones clara: Obtén respuestas definitivas para elecciones binarias

Cuando la Precisión Importa Más que la Profundidad

Hay situaciones donde necesitas exactitud sobre elaboración:

  • Verificación de cumplimiento: Asegurar adherencia a regulaciones y estándares
  • Protocolos de seguridad: Confirmar entendimiento de procedimientos críticos
  • Requisitos técnicos: Verificar habilidades específicas o certificaciones
  • Confirmación de disponibilidad: Chequear flexibilidad de horario o requisitos de viaje

En estos escenarios, un simple «sí» o «no» provee la claridad que necesitas para avanzar con confianza.

El Arte de Balancear Tipos de Preguntas

  • Comienza con preguntas cerradas: Establece rapport y ayuda a candidatos nerviosos a entrar en la conversación
  • Usa para transiciones: Conecta entre temas con preguntas rápidas de confirmación
  • Termina con claridad: Concluye entrevistas con preguntas específicas de próximos pasos
  • Mezcla estratégicamente: Combina ambos tipos para obtener perspectivas comprensivas
  • Conoce tu propósito: Elige el tipo de pregunta que mejor sirva tu objetivo inmediato

Hacer que las Preguntas Cerradas Se Sientan Humanas

Cerrado no tiene que significar frío. Así cómo mantener calidez siendo directo:

  • Usa tono conversacional: «¿Te sentirías cómodo con…» en lugar de «¿Puedes…»
  • Provee contexto: Explica por qué preguntas antes de lanzar la pregunta
  • Muestra interés genuino: Tu lenguaje corporal y tono importan tanto como las palabras
  • Profundiza cuando sea apropiado: Un rápido «Eso es bueno saber» puede suavizar la interacción

Recuerda: la eficiencia no requiere sacrificar humanidad. Los mejores entrevistadores saben cuándo ser directos y cuándo profundizar.

Errores Comunes con Preguntas Cerradas

  • Uso excesivo: Demasiadas preguntas cerradas pueden hacer que las entrevistas se sientan como interrogatorios
  • Preguntas dirigidas: Evita frasear que sugiera la respuesta «correcta»
  • Falta de seguimiento: A veces un «no» merece un rápido «¿Puedes contarme más sobre eso?»
  • Momento equivocado: No uses preguntas cerradas cuando genuinamente necesitas entender el pensamiento de alguien
  • Olvidar el elemento humano: Incluso preguntas directas pueden hacerse con calidez y respeto

El objetivo es usar preguntas cerradas como herramientas para claridad, no como barreras para conexión.

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